Mi recomendación

La voz a ti debida
- Pedro Salinas

lunes, 17 de noviembre de 2008

LA VOZ A TI DEBIDA Versos 494 a 521

De mi poema fovorito, de mi poeta favorito: Pedro Salinas.

Para vivir no quiero
islas, palacios, torres.
¡Qué alegría más alta:
vivir en los pronombres!

Quítate ya los trajes,
las señas, los retratos;
yo no te quiero así,
disfrazada de otra,
hija siempre de algo.
Te quiero pura, libre,
irreductible: tú.
Sé que cuando te llame
entre todas las gentes
del mundo,
sólo tú serás tú.
Y cuando me preguntes
quién es el que te llama,
el que te quiere suya,
enterraré los nombres,
los rótulos, la historia.
Iré rompiendo todo
lo que encima me echaron
desde antes de nacer.
Y vuelto ya al anónimo
eterno del desnudo,
de la piedra, del mundo,
te diré:
«Yo te quiero, soy yo».

sábado, 8 de noviembre de 2008

A quien corresponda

(Carta de larga dedicatoria y corto mensaje)

A quien adeuda una lagrima que no salió,
a quien nunca le ha perturbado la fragilidad,
al que nunca ha naufragado en unos ojos,
a esos que a perdonado la tormenta del amor,
a los que se han olvidado de perder la vida.

A quien no se desvela mas allá de las diez,
a quien no pretende lo inalcanzable,
al que decide ser sensato y sabio,
a los que no se molestan para no molestar,
a esos seres imprecisos que viven, o eso dicen hacer.

A todos los desterrados del mundo por propia cuenta,
a los que no creen en lo imposible,
a los que asesinan a la esperanza con su silencio,
a quien no es mas que carne y materia,
al que no tiene demonios ni dioses,
a esos que no sangran por las heridas.

A quien anda sin camino, perdido,
a quien no se encuentra ni dentro de si,
al que no gira cuando gira el mundo,
a los que no saben de ocasos ni amaneceres,
a esos que han exorcizado el azar de sus vidas.

A los que espantan la ilusión, a esos,
a todos esos desencontrados,
vacíos, los que enseñan a morir,
a los que piensan que no hay nada mejor,
a quien cree que la vida es un calendario.

(a los que creen sin pensan,
a los que piensan sin creer)

A esos sombríos rostros en las aceras,
a los que no se estremecen,
a los que no dejan un espacio vacío,
a los que ya no buscan,
al que no se pierde,
a los que esperan.

A los que no creen en la magia,
a quien ya no confía,
al que ya no canta,
a los que ya no aman,
a los que le temen a la muerte,
a quien no escucha,
al que no siente el sol,
a quien ya no quiere querer,
a los que no se dejan atrapar,
a quien no tiene corazón,
a los que nunca ven las estrellas.

A quien se sienta aludido,
al que le quede el guante.

(a todos ellos,
a todos nosotros)

A quien corresponda:
el silencio de una tumba.

Pd. NADIE será salvo.
(Pablo Hernández M.)