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La voz a ti debida
- Pedro Salinas

sábado, 10 de enero de 2009

Cajas de dulces vacías


A veces los sueños se rompen como abanicos de cristal entre las manos demasiado fuertes y brutas del destino. Nosotros, que nunca hemos aprendido bien el desapego, juntamos los pedazos y, en una caja de dulces vacía, los guardamos en alguna repisa olvidada de la casa junto a libros que nadie lee y telarañas magníficas. (Habiendo escondido las pruebas del desastre, estos fragmentos que, algún día, pretendemos armar como a un rompecabezas y volver a acariciarlos como lo que eran) pasamos algunas noches en vela y nuestro rostro adquiere una expresión de terrible tristeza que, a medida que l tiempo va haciendo su efecto, se va borrando poco a poco y nos deja una mueca de inexplicable melancolía. Es así como nuestros rostros adquieren máscaras, como algunas palabras o cosas hacen que nuestra cara refleje emociones que bullen interiormente y que parecieran no tener explicación lógica. Pero todo tiene explicación: es solo que, a veces, olvidamos nuestros sueños rotos, en cajas de dulces vacías, esperando junto a los cadáveres de moscas y mariposas que alguna araña conserva como trofeos de su victoria sobre la muerte.

(Pablo Hernández M.)

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