Velos que a los ojos dejan ciegos, una tragicomedia.
Ignorante de ti, te conocía de hace tiempo sin saber quien eras;
¿O eras tu la que me conocía? no lo se, o no quiero.
La imagen del espejo no siempre sonríe cuando nosotros lo hacemos,
es solo una ilusión que se asemeja a la verdad, la imita.
Tengo que sacar de mi mente el reflejo que no eras tu
antes que te vuelvas de vidrio y te quiebres.
(Pablo Hernández M.)
5 comentarios:
eres denso y oscuro
quebradizo como ese cristal
curioso ver que a este lado de la pantalla hay una dimensión nueva por descubrir de una persona que viste...que ya conociste... de un familiar.
me gusta leerte.
No es que venga a devolverte el cumplido en la misma dirección que tú, pero ¿cómo te digo que me pasa lo mismo que a ti sólo que a la inversa? Tu blog es de los pocos blogs literarios que visito. Realmente me gusta comprobar que hay tanto talento joven en este país.
De algún modo, está.
Un saludo
si profundo, triste e intenso
otro paralelismo.
Creo que los únicos culpables de los chayes, somos los vidrieros. Abrazo
Publicar un comentario