Mi recomendación

La voz a ti debida
- Pedro Salinas

jueves, 4 de septiembre de 2008

Fantasmas



"Los fantasmas son las palabras de la eternidad". - Miguel Angel Asturias

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Anoche me visitaron doscientos setenta y siete fantasma. Al principio casi no se dieron a notar (¡que tímidos!) apenas eran como una opresión en el pecho y un nudo en la garganta, como un soplo leve entre las hojas de los rosales del jardín, como una respiración captada por una grabadora, como un temblor en China. Yo estaba dispuesto a ignorarlos pero entonces uno me puso la mano en el hombro y me canto al oído una vieja canción ... oh baby, baby, it´s the wild world, Its hard to get by just upon a smile, dijo... o algo así… y otro me soplo en el cuello mientras me acariciaba la espina dorsal con un dedo. Entonces si me preocupé.

Vi las cosas del cuarto y comencé a notarlos más claramente. Algunos se apretujaban en las sombras de las esquinas como si fueran montones de ropa sucia y otros volaban en escuadrones alrededor de la bombilla del techo, unos simulaban ser motas de polvo o arañas tejiendo sus telas en las cortinas que se balanceaban y otros se alinearon sobre el marco de la ventana como cuervos sobre un cable de alumbrado público. Estaban en los reflejos de la luz en el espejo y hasta en el diseño caprichoso que la pintura y la humedad habían formado en la pared. En la pantalla del computador...

Así, mientras seguía descubriéndolos (adentro de mis zapatos, en el agua del florero y debajo de la cama), pensé, un poco con sorna, que seguramente todo se debía a que Saturno iba recorriendo el zodiaco, devorando a sus hijos. Corrí al horóscopo mas cercano, pensando triunfalmente que había resuelto el enigma, pero poco me duró la gloria pues no había ninguna mala configuración que pudiera explicar la presencia de esos transparentes (y ya molestos) seres.

Para entonces, quizás viendo mi creciente preocupación, ya hasta los más débiles habían comenzado a dejar la timidez por un lado (esos que se habían escondido dentro de la biblia en la gaveta mas baja del closet); ahora todos volaban formando un remolino arriba de mi cabeza y podía escucharlos dejándome caer palabras sueltas como mísiles: corazón... estructura... resistencia... antiguo... calma... arena... muerte ...
ahí fue cuando supe que ya no se irían.

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Epílogo

Han pasado ya algunos años desde esa noche. Un psicólogo no pudo convencerme que todo estaba en mi cabeza. Últimamente he pensado en contratar un exorcista o por lo menos a un brujo pues no tengo suficientes medios económicos para mudarme a una casa más grande. Se han apoderado de todo: uno se quedo a vivir dentro de la TV y cambia los canales según le da la gana, otro vive entre las cañerías de la regadera y me cambia el agua de caliente a fría mientras me baño, otro vive a la sombra de la grada de bajar a la sala y ya me ha hecho tropezar cinco veces (me compré unas espinilleras)... solo menciono a los mas molestos pues si les contara la infinidad de pequeños desagravios que me hacen vivir entonces este testimonio tomaría proporciones de novela o al menos cuento largo...
...pero hay uno que me tomo cierta mala leche, el peor de todos, si, lo maldigo al maldito, ¡jueputa!, es ese al que le ha dado últimamente por dormir en el tubo del dentífrico... sabe a mierda.

(Pablo Hernández M.)

3 comentarios:

natalia dijo...

Saludos, nada menos.

Anónimo dijo...

Jjajajjaja, el Epílogo genial. Bueno, no te digo nada más porque no hay nada que escribas que no me guste, o consigues hacerme reir o hacerme reflexionar a lo grande. Lo que te decia: ATRAPAS
Emilia

Anónimo dijo...

Sorpresivo y divertido final!... será cierto? porque tantos fantasmas! no se habrán inspirado en ti para la peli: los fantasmas de mi ex, q te recomiendo, por cierto!
Te felicito! Me encanta como mezclas el humor negro con la épica!